La silla se quedó desnuda a principios del verano.
Necesitaba tiempo, pensar en calma, todo eso que se dice en las despedidas.
A cambio dejé vacío mi asiento preferido, en un lugar destacado, como una forma de escenificar la ausencia.
Una tabla sostenida por cuatro patas, un abismo soportado por el recuerdo.
Gabrel